Tengo por varios sitios réplicas de este cuadro que me encantó en cuanto lo ví: «El Grito» de Edgar Munch, y de hecho lo he visto en su museo en Noruega (país tan caro como bonito por cierto, tanto si quereis ver titis rubitas, parques maravillosos como cafes a más de 10 € es el lugar ideal). El caso es que es este país nordico un lugar de gente muy confiada y una seguridad envidiable y me llamó mucho la atención la confianza de sus habitantes en general y la escasa seguridad de este museo de las afueras de Oslo en partícular.
El cuadro se situaba en una sala situada después de un pequeño hall presidido por un pequeño círculo de venta de souvenirs y posters, muy próximo a una entrada de gran tamaño al edificio sin tan siquiera protección mecánica o seguratas , totalmente de cristal, y recuerdo que pensé que sería realmente fácil tanto romper alguna cosilla como llevarse un cuadro. Pero ya os digo que son bastante confiados.
Al final sucedió lo inevitable, llegaron unos extranjeros y lo robaron, pero me alegro y mucho de que se haya al fin recuperado porque creo que es el cuadro más robado del mundo, pero también uno que realmente cambia al verlo «al natural». Para aquellos a los que les guste Munch: la versión de «El Grito» más conocida no es un lienzo, es una especie de tabla de color marrón, como ese papel barato que se usa para envolver algunas cosas o hacer patrones, así que lo que se ve naranja amarronado en las fotos en realidad son zonas no pintadas, no es que en realidad tengan ese color. Los puntos negros son pegotes con más pintura, porque usó bastante pintura para crear esto, y el aspecto general del cuadro es de algo bastante «viejo» y antiguo comparado a lo moderno de su representación y a que aunque tiene algo más de 100 años no es tan viejo. No suelo fliparme mucho en los museos, ni siquiera suelo ir mucho, pero si teneis ocasión de ver este cuadro cuando lo pongan de nuevo disponible al público y se dediquen a llevarlo de un lado para otro , creo que merece la pena verlo.