En la edición de Gran Hermano de este año había dos gemelas del tipo «gente peluche» (persona graciosa pero hueca) que además de parecer no saber construir correctamente ninguna frase y de aparentar ser totalmente incapaces de dotar con un mínimo de coherencia ninguna de sus expresiones (simplemente se intuía lo que querían decir, pero sin lograr que se viera en TV realmente lo que querían decir), apenas sabían vocalizar sus frases inconexas.
Pamela y Conchi:
Lo que pretendían ser Pamela y Conchi
Los de la tele, que están en todo, subtítulaban a la parejita y gracias a eso la gente más o menos normal pudimos descubrir que cuando no hablaban de tonterías solían confesar con orgullo cosas como que «eran incapaces de aprenderse 3 palabras seguidas porque jamás habían leído más de una hoja de ningún libro» o que «lo nuestro es más divertirnos que pensar». Pero eso sí, pasaban horas y horas maquillandose y hasta trataron de boicotear el programa porque los de la productora no les podían dar tinte suficiente para el pelo.
Pobrecillas
A casi todo el mundo nos gusta rodearnos de cosas bonitas, la estética tiene cierta importancia y evidentemente a todo el mundo nos gusta la gente atractiva; pero yo creo que si se trata de amigos, familia o pareja la belleza, que además es efimera, no es ni mucho menos lo más importante y pienso sinceramente que eso que inspiró el cuento La Bella y la Bestia: «La belleza está en el interior«, es cierto.
La gente demasiado preocupada por construirse una fachada guay, generalmente es porque quieren disfrazar lo poco que tienen detrás.
Creo que la belleza es subjetiva y que incluso la persona más fea puede resultar atractiva si posee una personalidad interesante o proporciona una conversación agradable, pero que la gente vacía cansa y además cada vez cansa más. Agota. Por eso, elige para disfrutar un rato a alguien guap@, intenta si quieres combinar ambas cosas, pero intenta compartir tu vida gente con la que puedas conversar y no sólo aparentar.
¿Es el aspecto, o la creatividad lo qué nos diferencia realmente del mono?
Lo esencial es invisible a los ojos
Antoine de Saint-Exupéry en «El Principito».