
La sección de obituarios del periódico me pareció ayer un poco más gris de lo habitual. Se podía leer que Kermit Love -el tipo del corazón de goma– que dió vida al muñeco con su mismo nombre, Kermit the frog (la rana Gustavo) y a otros como Triki, el monstruo de las galletas (mi favorito junto al conde Drako y la cerdita Peggy), Espinete de Barrio Sesamo y algunos menos queridos pero igualmente famosos como el oso Snuggle (el osito del suavizante mimosín sólo superado en cursilería por la niña del Vips Vaporups) había muerto a los 91 años de edad en su ciudad natal: Nueva York.

Me resulta, ahora que recuerdo que alguna vez le había visto, un personaje entrañable. De esos en los que no piensas muy a menudo pero a los que agradeces el haber conseguido hacer que su muerte no te sea indiferente. Con su muerte, de repente, te das cuenta de que, aunque quizás no has pensado en ellos más de 2 o 3 segundos durante tu vida, ésta no hubiera sido lo mismo sin su paso por ella.
Triky, Gustavo o los muñecos de los Muppets no fueron sus únicas marionetas, eso lo suponía, pero lo que me ha llamado mucho la atención que Kermit Love no sólo tuvo su primer contacto profesional con España cuando envió, en una gran caja, el que sería disfraz de espinete… Además fue el responsable de la creación de Jose Chuletón, Chema Pamundi y otros muñecos que daban forma a una de las series con las que más me he reído cuando era pequeño: los muñecos de Gomaespuma.

Cuenta el propio Guillermo Fesser (duo Gomaespuma), que supo de Kermit porque le comentó a su dentista que «pretendía hacer un programa de marionetas para adultos», y entonces el doctor de ambos se lo recomendó diciendo que tenía un «cliente que fabricaba muñecos».
Tras unas cuantas llamadas a ese hombrecillo conocido por los taxistas neoyorquinos como «Santa Claus», éste accedió a reunirse con famoso locutor, aprovechando que podía dedicarle los 40 minutos que duraba el trayecto en tren desde su casa a Nueva York.
Para cuando amaneció el día de reunirse en la estación, Guillermo Fesser ya sabía que iba a reunirse con el dios de las marionetas, con el primero que las aumento de tamaño y usó como material la gomaespuma que actualmente seguimos viendo en prácticamente todos los shows con muñecos; así que se encontraba bastante nervioso e incluso sentía cierto tufillo a estúpidez cuando ante la estoica mirada del estrafalario personaje comenzó a relatarle su nuevo proyecto: una serie de títeres para adultos que se presentaría en España (y que sería genial, aunque eso aún no lo sabía)
Llegó el viaje a su fin pero Guillermo no estaba siquiera esperanzado de haberle impresionado, incluso se sentía «bastante gilipollas», según sus propias palabras. Y sin embargo, cuando se despedían, Kermit le invitó a su estudio -un gigantesco Loft- y le hizo disfrazarse para representar algo similar a lo que sería aquello que le había ido explicando durante el trayecto hasta la Gran Manzana.

Seguramente ridículo como pocas veces en su vida, disfrazado de Epi o Blas (no lo especifica pero la imagen que me viene a la mente es igual de hilarante), Guillermo Fesser consiguió así que el rey de las marionetas se comprometiera a todo lo que permitía el presupuesto disponible para la serie: venir a España para trabajar en los personajes durante 1 semana.
Más tarde sin embargo, con la semana ya concluída, Kermit decidió regalar 1 mes por su propia voluntad y supervisó escenas, iluminación y otros detalles de la serie sin cobrar, demostrandonos que lo dificil no es ganar dinero, que lo realmente díficil es ganarlo sintiendo pasión por nuestro trabajo.
Gracias Kermit Love por tener tu corazón de marioneta tan grande como para dedicar toda una vida a algo que otros hombres grises considerarian simplemente ridículo.
Videos de Gomaespuma:
Historia de espinete (Barrio Sesamo) en España
La primera vez que se emitió Sesame Street en España no iba a salir Espinete, sino la gallina Caponata (que en otros países todavía existe porque yo la he visto cuando vivía en Irlanda, con un caracol un poco resabiado). El caso es que debido a dichos como «Eres más puta que las gallinas, que aprendieron a nadar para follar con los patos» y al desprecio que se siente por los pollos en general, no tuvo éxito y se decidió encargar a la factoria de Barrio Sesamo, a Kermit Love en este caso, otra mascota más acorde con nuestra personalidad.
Se pidió «un aguila» (?) pero como tenían demasiado trabajo era imposible entregarlo a tiempo y se optó por enviar un muñeco que había sido rechazado por Israel, un animal símbolo allí de la naturaleza: un puerco espín rosa que hoy toda la gente que creció durante los 80 y 90 en España conocemos.