Damocles fue un cortesano de Dionisio I El Viejo que siempre se estaba quejando por la opulenta vida del Rey, así que éste permitió que Damocles le sustituyera durante uno de sus banquetes, pero para escarmentarle colgó sobre su cabeza una afilada espada que podía caer y atravesarle en cualquier momento mientras gozaba.
Tras este mal trago comprendió Damocles que la aparente opulencia y tranquilidad del Rey no existían en realidad, y que no hay nada en el mundo tan lujoso como el hecho de gozar de una viva tranquila.
«La espada de Damocles» es una expresión que se usa desde entonces para expresar el peligro o mal que sobrevuela nuestras cabezas.
Boda en Benidorm (noticia real)
Era una boda enorme, con unos 300 invitados. Después de la ceremonia, en el banquete, el novio subió al escenario y tomó el micrófono para dirigirse a los asistentes. Dijo que quería agradecer a todos el haber venido, algunos desde lejos, para acompañarles el día de su boda.
Agradeció especialmente a la novia, a su familia y a su nuevo suegro por organizar un banquete tan excepcional. Como prueba de su profundo agradecimiento -continuó- quería ofrecer a cada asistente un regalo especial. Así que indicó que pegado a la parte de abajo de cada silla había un sobre. Repitió que era un regalo para cada asistente y pidió que todos lo abrieran.
Dentro de cada sobre había una foto ampliada de la novia practicando sexo con el padrino.
El novio tenía sospechas y había contratado a un detective privado para pillarlos. Después de aguantar ahí, de pie, simplemente observando las reacciones de los invitados durante un par de minutos, se volvió hacia el padrino y le dijo «Que te jodan!».Luego se volvió hacia la novia y le dijo «¡Que te jodan!».Entonces se volvió hacia los asistentes y dijo «¡Me largo de aquí!».
Pidió la anulación del matrimonio a primera hora de la mañana del día siguiente. Cualquier persona habría cancelado la boda inmediatamente después de enterarse de la relación entre la novia y el padrino. Sin embargo, este tío montó su actuación como si nada hubiera pasado.
Su venganza: hacer que los padres de la novia se gastaran 32.000 € en una boda de 300 invitados y, mejor aun, dejar por los suelos la reputación de la novia y del padrino frente a 300 amigos y familiares.
La venganza es un plato delicioso que se sirve frío, una experiencia similar a poder decir «lo ves, te lo dije» cuando algo de lo que habíamos avisado simplemente sucede. Y es que es mejor no pelearse ni discutir nunca más de 3 o 4 minutos (además jamás se consigue hacer cambiar de opinión realmente a otro en una discusión, únicamente se consigue la razón).
Ante una ofensa la postura más inteligente no es liarse a puñetazos, sino resoplar en silencio y mantener calma aparente mientras se graba la ofensa en el alma, se sitúa la espada de Damocles sobre el enemigo, y se espera todo el tiempo que haga falta el momento perfecto para la venganza perfecta.