¿Quien debe pasar antes a una consulta, el que solo va al médico cuando realmente está enfermo o aquel que va a pasar el rato todas las semanas?
Me gusta que la sanidad sea gratuita y que nadie muera por enfermedad simplemente por no poder pagar un hospital, como sucede en Estados Unidos por ejemplo; pero creo que debería haber cierto control sobre este asunto porque el sistema sanitario español perjudica a los decentes y beneficia a los abusadores del sistema que se pasan el día en los consultorios de la Seguridad Social y similares simplemente porque no tienen nada que hacer, como la prima de un amigo, una persona que va todas las semanas a revisiones con cualquier excusa, solicita pruebas constantemente, está de baja día sí día también, automedica a sus 2 hijos pequeños… Y en realidad no tiene ninguna enfermedad (por más que buscan y rebuscan). Al menos ninguna enfermedad no mental.
Esta tipeja carnaza de hospital, a la que por lo visto ya han echado de los seguros privados por abusona, es feliz haciendo perder el tiempo a los doctores y meneando su culo perfectamente sano por hospitales simplemente porque la sanidad es gratis, sin tener en cuenta que con su afición hace perder el tiempo a los demás y perjudica a la gente que realmente necesita un médico. El problema es que su caso no es único y sólo en mi círculo personal podría ponemr más de 3 ejemplos.
Al medico debería irse sólo cuando se está malo o para revisiones, no para pasar el rato como puede observarse en cualquier consultorio por las mañanas.
No me cabrea sólo el hecho de pagar el médico de esa asquerosa hipocondriaca con mis impuestos pese a tener que pagar encima un seguro privado para poder esquivar a la gente como ella; lo de verdad me crispa es que si yo (que únicamente voy 1 vez al médico cada 2 o 3 años como mucho) o alguien realmente enfermo tiene que ir a urgencias, no debería tener que estar HORAS esperando a que le atiendan simplemente porque la consulta está llena de gente que va a pasar el rato, o sufrir salas de espera donde la gente está de charla como si estuvieran tomando el aperitivo. Propongo para evitarlo 2 tipos de asistencia:
GRUPO A: Asistencia especial para la gentuza que ve en el médico una distracción más:
Si alguien va 10 veces a pasar consulta y nunca tiene nada serio, es que es carnaza de consultorio que está abusando del sistema, así que en la era de la informática y las telecomunicaciones no creo que sea difícil desviar a esa persona a los «Servicios Correctivos» y que deje de robar dinero de los contribuyentes.
Si vas 10 veces al médico y no tienes nada, entras en este sistema de asistencia. Se prestaría especial atención para evitar equivocaciones pero una vez allí, sólo se podrá salir cada 15 años.
Las personas pertenecientes a este grupo serían atendidas por gente en prácticas y se compensarían los costes a través de acuerdos con laboratorios: se les recetaría medicamentos en producción para comprobar sus efectos sin necesidad de pagar cobayas humanos y se podrían probar con ellos nuevos robots y sistemas de diagnóstico o tratamiento que puedan suponer peligro.
Para promover el escarnio público de estos abusadores, se les grabaría sus confesiones más íntimas a través de cámaras ocultas. Además, se harían experimentos aleatorios para comprobar sus reacciones al decirles por ejemplo «tienes una enfermedad mortal» y se realizarían prácticas como pruebas diagnósticas sin anestesia que les hagan recapacitar sobre su afición a visitar hospitales y consultorios «porque sí».
Los mejores momentos, junto a los datos personales y una breve descripción del entorno de la víctima para que los vecinos puedan identificarla, se emitirían en un programa semanal en una gran cadena generalista donde diversos tertulianos debatirían sobre sus miserias y los aspectos más escabrosos de su vida.
GRUPO B: Asistencia rápida para la gente que realmente va a un hospital únicamente cuando lo necesita.
Los que de verdad vamos al médico sólo cuando lo necesitamos encontraríamos los servicios que realmente merecemos porque habría menos masificación, y se podría ampliar la partida destinada actualmente a sanidad porque sabríamos que están siendo menos desperdiciados.
En las salas de espera habría gente que necesita un médico, no gente que va a charlar.
Las consultas serían más rápidas, sin conversaciones que nada tienen que ver con el objetivo de esas visitas.