En enero de 1960, Jacques Piccard y el teniente Don Walsh de la Marina de EEUU descendieron lentamente hasta el fondo del cañon más profundo del océano, la Fosa de Las Marianas. En unas 4 horas llegaron a 10.918 metros y pese a que la presión a esa profundidad es de más de una tonelada por centimetro cuadrado descubrieron que existía vida cuando vieron como se asustaba un pleuronéctido (grupo de los rodaballos, lenguados, etc) al tocar fondo. No se ha vuelto a descender a tanta profundidad porque el coste no compensó los resultados y sobre todo porque la exploración espacial parece que resulta más «cosmopolita». La verdad es que desde el cielo, la Tierra, es impresionante. ¿No creeis?
Ésta queda mejor ampliada:
Ampliación segunda foto propiedad de la Nasa, descubierta en «meneame»