«Muchas enfermedades se transmiten por unas técnicas muy pobres a la hora de toser y estornudar. La mayoría de gente se pone las manos en frente de la boca y nariz para que los gérmenes no pasen al aire. Desafortunadamente, esta técnica transmite los gérmenes a las manos. Éstos, a su vez, se desplazan a telefónos, pomos de puerta y otras muchas superficies por contacto y la siguiente persona puede recibirlos al tocarlos. Así es cómo los catarros se extienden tan rápidamente en colegios y lugares de trabajo, y la gripe por ciudades enteras. Sería fácil cortar esta forma de infección de forma drástica simplemente enseñándole a la gente cómo estornudar y toser correctamente.»
Extraído de: medtempus, un blog sobre medicina que no conocía (he llegado desde Fresqui)
El caso es que ese artículo me ha hecho recapacitar sobre una de las cosas más asquerosas y peligrosas para el projimo que existen: los estornudos no alérgicos. He sufrido como gente estornudaba cerca mío en el metro, en el trabajo, en restaurantes, en pubs e incluso en ascensores. Alguna vez incluso he sentido ese asqueroso olor a huevos de jineta pero peor… Y sí, ya sé que los estornudos son algo natural, tan natural como podría ser vomitar, pero en general las funciones fisiológicas además de ser asquerosas son perjudiciales para la salud de los demás y creo que, aunque sea duro para muchos , deberíamos al menos intentar educar nuestra manera de expulsar nuestra basura interna al mundo para aprender a afectar con ella lo mínimo posible a los demás. Todos estornudamos, pero no estaría mal para algunos aprender a no hacerlo sobre el hombro del de delante.
CONCLUSIÓN: Un estornudo no alergico es una repugnante mezcla de baba, basura pasada y microbios que además es pringosa y apesta, así que cuando alguien estornuda en un espacio cerrado al lado mío o sobre mi comida o bebida , generalmente me reprimo, lo sufro en silencio y callo; pero por dentro pienso y deseo, y no le deseo «salud» precisamente.