En agosto se supone que todo el mundo tiene un montón de tiempo para «descansar y no hacer nada«. Lo que pasa es que yo odio descansar a la manera típica veraniega y lo que para algunos sería «desconectar» a mí me crea un stress terrible.
No me refiero a relajarse un rato cada día, ni a momentos mindfullnes que son reparadores y que recomiendo, me refiero a estar esperando que lleguen las vacaciones o algún día libre para «no hacer nada», porque me cuesta entenderlo.
Mi manera de desconectar es hacer otras cosas. Diferentes, nuevas o agradables; pero hacer algo que no sea simplemente dejar morir el tiempo durante demasiado rato. Si no fuera porque nunca me aburro, estaría seguro de que eso de no hacer nada, (no hacer nada de verdad, no sólo de boquilla) debe de ser aburridísimo. ¿Cómo lo soporta la gente? En la piscina o en la playa de día, por ejemplo, se puede leer, jugar a la consola o a las palas, hacer sudokus, navegar por Internet, robar fotos, hacer castillos de arena, comprar bebidas, conocer gente, dar paseos, nadar, bucear, picar a los niños, retozar solo o acompañado, comer y beber, ver la TV, e incluso dormir y no hacer nada un rato… Pero hay gente que dedica 15 días de vacaciones a estar en la arena sentado sin hacer nada todo el rato. NADA.

Da igual que existan millones de libros, canciones, bares, lugares, videojuegos y películas divertidísimas; no importa que haya tantas cosas nuevas que inventar, tanto que aprender, tantas historias que escuchar, tantas comidas y bebidas deliciosas que probar y en general tantísimas cosas en la vida por descubrir que ni siquiera viviendo 100 años seríamos capaces de experimentar o crear ni una mínima parte de todo aquello que sin duda merece la pena vivir… La vidorra para muchos es simplemente dejarse morir (todo el año, pero especialmente en agosto). Aunque haya tantas cosas que hacer y tan poco tiempo.