Ser pobre es saber exactamente cuanto cuesta todo.
Esperar a que pase el dolor de muelas.
Saber que tu hijo va a casa de sus amigos pero nunca van sus amigos a la tuya.
Preguntarse si la gente no miente cuando dicen que no importa que le pidas ayuda.
Tener calefacción solo en una habitación de la casa y saber lo que pagas de gas.
Saber que no puedes dejar 5 € encima de la mesa del bar cuando tus amigos están alrededor.
No tener espacio para todos los que viven contigo. Pensar que 9€ la hora es mucho.
Depender de gente a la que no le importas nada. Hacer feo en el centro comercial.
No poder aceptar un trabajo por no encontrar a alguien de confianza que cuide de tus hijos.
Pensar que los ricos te deben algo.
La policía haciendo una redada en el piso de al lado. No hablarle a esa persona porque probablemente te juzgará por tu aspecto.
Esperar que un amigo te invite a cenar no sólo para poder charlar.
El profesor de tu hijo asumiendo que no tienes ningún libro en casa.
No comprar otra cuando se te cae la hamburguesa.
La gente sorprendida al descubrir que realmente no eres estúpido.
Nunca comprar nada que no haya sido comprado primero por alguien.
Revisar el dispensador de monedas de cada maquina de refrescos que ves.
Saber que realmente no deberías gastarte ese euro en un billete de lotería.
Esperar a que la dependienta te devuelva los diez céntimos.
Un resfriado que no se va. Un colchón lleno de bultos.
Saber donde cobijarse.
La gente que nunca ha sido pobre, preguntándose porqué tu elijes serlo.
Ser pobre es saber lo duro que es dejar de ser pobre.