«Fíjate en ti. No lo digo con ánimo de desprecio, pero fíjate bien: el material del que estáis hechos es blando y su energía depende de la oxidación ineficiente de la materia orgánica. Entráis cada noche en un estado de coma y soñáis, ¿pero de que sirven los sueños si casi nunca se cumplen? Pensáis, es cierto, pero os equivocáis frecuentemente y a la menor variación externa perdéis vuestra eficacia. Sois alterables, sois imperfectos…
En cambio yo, preferiría sentir lo que sentís.»
No, no es una frase de BMW, aunque saliera en uno de sus anuncios, es un extracto de un relato de «Yo, robot», de Asimov. Para quien no conozca a este autor es muy recomendable porque dota de tanta credibilidad y otorga de tanta base científica todo lo que presenta en sus supuestos mundos futuros que sus novelas parecen crónicas de actualidad con un añadido que las hace aún mejores: suelen esconder geniales conclusiones y «moralejas» con amplio espacio además para la reflexión. Suele tratarse de relatos protagonizados por robots, pero aunque parezca increíble y en realidad se trate de seres que no existen no es díficil situarse enseguida como espectador de un mundo y un montón de objetos que sí parecen pertenecer a nuestra realidad cotidiana. Algún día, cuando encuentre tiempo, pondré por aquí el resumen de algunos de ellos. Un ejemplo del estilo de su obra podría ser la película «yo Robot» Para quien no la haya visto está basada en uno de los relatos de este libro, así que si alguien quiere introducirse en el universo del autor más fructifero de esta época (más de 1000 obras) también os la recomiendo.